Medidas esenciales para afrontar los días de calor extremo

Las autoridades sanitarias y de protección civil recuerdan pautas clave para prevenir riesgos durante las olas de calor
Cantabria, 11 de agosto de 2025.– Las olas de calor son cada vez más frecuentes en España y pueden llevar los termómetros por encima de los 40 grados en algunos puntos del país. Ante estos episodios, las autoridades sanitarias y de protección civil insisten en la importancia de seguir una serie de medidas preventivas para proteger la salud, especialmente en colectivos vulnerables como personas mayores, niños y enfermos crónicos.
1. Hidratación constante
Beber agua regularmente, incluso sin sed, y evitar bebidas alcohólicas o con alto contenido en azúcar para prevenir la deshidratación.
2. Evitar la exposición solar en horas críticas
Permanecer en interiores frescos o a la sombra entre las 12:00 y las 17:00 horas, cuando se alcanzan los niveles más altos de radiación y temperatura.
3. Vestimenta ligera y protectora
Utilizar ropa amplia, de colores claros y tejidos transpirables, junto con gorra o sombrero y gafas de sol homologadas.
4. Uso responsable de climatización y ventilación
Mantener la temperatura interior entre 24 y 26 grados. En ausencia de aire acondicionado, recurrir a la ventilación cruzada y bajar persianas en las horas de más calor.
5. Alimentación ligera
Priorizar frutas, verduras y ensaladas, así como alimentos ricos en agua como sandía, melón o pepino, evitando comidas copiosas.
6. Atención a los grupos de riesgo
Visitar con frecuencia a personas mayores, bebés o enfermos crónicos para comprobar su estado y recordarles las medidas de prevención.
7. Reconocer los síntomas de golpe de calor
Dolor de cabeza, mareos, confusión, piel enrojecida y seca o temperatura corporal muy elevada son signos de alerta. Ante ellos, se debe trasladar a la persona a un lugar fresco, hidratarla y pedir asistencia médica inmediata.
Las autoridades recuerdan que la prevención es la mejor herramienta para evitar complicaciones. La combinación de hábitos saludables, planificación y atención a los más vulnerables puede marcar la diferencia entre un verano seguro y una emergencia sanitaria.