Sonia A. Orcero Navales: «Cantabria: Una Visión Personal» en el Centro Cultural El Espolón de Comillas

 Sonia A. Orcero Navales: «Cantabria: Una Visión Personal» en el Centro Cultural El Espolón de Comillas

En esta oportunidad, tenemos el honor de tener en nuestro “Rincón de Artista” a Sonia A. Orcero Navales, fotógrafa y diseñadora cuya obra se exhibe en el Centro Cultural El Espolón de Comillas.

Su exposición titulada Cantabria: Una Visión Personal se puede visitar de lunes a viernes en horario de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 21:00 horas, los fines de semana de 16:00 a 21:00 horas.

08.09.2024. – Sonia siente un profundo cariño por Cantabria, una tierra que describe como «llena de fuerza y pasión» y que nunca deja de sorprenderla.

La exposición está organizada de manera que represente el transcurso de una jornada. Los visitantes podrán comenzar su recorrido con el amanecer y finalizar con el cielo nocturno, invitándolos a vivir un día completo a través de la mirada de la artista.

Queremos conocerte mejor, Sonia, para poder sumergirnos en tu obra y comprender los sentimientos que cada pieza te inspira.

¿Cómo te iniciaste en el mundo de la fotografía y el diseño? ¿Qué fue lo que te atrajo de estas disciplinas?

Desde pequeña, me fascinaban las revistas del National Geographic que mi padre traía en inglés y dejaba en su despacho. Recuerdo pasar horas admirando esas páginas llenas de imágenes de tierras desconocidas, paisajes maravillosos y animales exóticos. Siempre le decía a mi padre que, cuando creciera, quería fotografiar todas esas maravillas. Muchos años después, en 1994, pude hacer realidad mis sueños y fundé Studioimax. El diseño gráfico llegó como una extensión natural de mi trabajo; a medida que los clientes solicitaban diferentes proyectos, fui desarrollando mis habilidades en esta área.

A lo largo de tu carrera, ¿qué influencias han marcado tu estilo tanto en la fotografía como en el diseño?

En relación con la fotografía, siempre me han gustado mucho las obras de David Hamilton. Admiro la naturalidad en la realización de sus retratos. Aunque la fotografía, al igual que la pintura, es una disciplina artística en la que terminas creando tu propio estilo. En cuanto a la fotografía artística, me gusta crear imágenes que tengan una cierta “técnica impresionista”, ya que este estilo artístico me atrae mucho. El diseño, sin embargo, es diferente. Debes cumplir una serie de requisitos básicos: saber para quién y para qué estás diseñando, y asegurarte de que el mensaje que quieres transmitir al espectador sea claro y conciso. Aspectos como el tipo de letra y la simetría son fundamentales.

Al ser profesional en ambas áreas, ¿cómo logras equilibrar la creatividad entre la fotografía y el diseño?

Como mencioné anteriormente, la fotografía y el diseño son disciplinas complementarias pero distintas. En fotografía, especialmente al realizar un retrato, mi objetivo es capturar más que la mera imagen de la persona; busco reflejar su personalidad y esencia. Utilizo técnicas como la iluminación adecuada, el encuadre preciso y la elección del fondo para lograr una imagen que hable por sí misma.

Por otro lado, cuando trabajo en diseño gráfico, como en la creación de un cartel, adopto una perspectiva diferente. El diseño gráfico es más comercial y requiere una combinación de arte y funcionalidad. Aquí, es crucial mezclar elementos visuales atractivos con un mensaje claro y conciso. Utilizo principios de composición, tipografía y teoría del color para asegurarme de que el diseño no solo sea estéticamente agradable, sino que también comunique eficazmente el mensaje al receptor.

En resumen, el equilibrio entre ambas disciplinas se logra entendiendo sus diferencias y aplicando las técnicas adecuadas para cada una, siempre con el objetivo de transmitir una idea o emoción de manera efectiva.

¿Cómo describes tu proceso creativo desde la concepción de una idea hasta la realización de la obra final?

Tomando como ejemplo esta exposición, he estado trabajando en ella desde febrero. La elección de las imágenes es crucial, ya que, como artista, mi objetivo es que no solo se vean las fotografías, sino que el observador sienta algo especial o experimente una emoción particular al contemplarlas. En esta exposición, quería transmitir cómo puede ser un día en esta tierra que cambia continuamente. Buscaba mostrar las diferentes tonalidades de una ola al romper y la paz que puede transmitir un anochecer.

El proceso es lento y meticuloso. Después de seleccionar las imágenes, comienza la fase de postproducción, donde ajusto cada detalle para asegurarme de que la impresión final refleje mi visión. Es importante recordar que ver las imágenes en pantalla no es lo mismo que verlas impresas. Por eso, las pruebas de impresión son esenciales, al igual que la elección del papel adecuado para cada imagen. Cada uno de estos elementos contribuye a la experiencia final que quiero ofrecer al espectador.

En resumen, mi proceso creativo implica una cuidadosa selección y edición de imágenes, seguida de pruebas de impresión para garantizar que cada fotografía transmita la emoción y el mensaje deseados.

¿De dónde sacas inspiración para tus proyectos fotográficos y de diseño?

Al trabajar con diferentes disciplinas fotográficas, encuentro inspiración principalmente en las imágenes y la música. Permíteme explicarlo mejor. Cuando realizo tomas de producto, como fotografiar una vajilla u otro objeto, primero observo el objeto detenidamente para que me transmita algo y así entender exactamente lo que el cliente quiere comunicar con esa imagen. En el caso de la fotografía artística, son mis propios sentimientos los que guían el momento de presionar el disparador.

Aunque tanto la fotografía como el diseño gráfico tienen técnicas muy específicas, podríamos decir que son los objetos, los animales, la atmósfera que los rodea, la luz, el color y la composición los elementos que me inspiran a realizar una toma de una manera determinada. Para el diseño gráfico, aplico la misma fórmula. Además, debo añadir que siempre que puedo, trabajo con música, ya que esta también influye en mi proceso creativo.

En resumen, mi inspiración proviene de una combinación de observación detallada, sentimientos personales y elementos del entorno, todo ello acompañado por la música que me ayuda a mantenerme en sintonía con mi creatividad.

¿Cómo decides qué trabajos merecen ser expuestos? ¿Cuáles son los criterios que utilizas?

Consideró que todas las cosas tienen su belleza y que todos los animales son hermosos; solo es cuestión de buscar su esencia. Principalmente, elijo trabajos de ámbito personal. Selecciono aquellos proyectos que son altamente creativos y cuyo resultado ha sido tan satisfactorio que pienso que merecen ser vistos y disfrutados por otras personas.

En resumen, mis criterios para seleccionar trabajos para exposición incluyen la creatividad del proyecto y la satisfacción personal con el resultado final. Estos factores me ayudan a decidir qué obras merecen ser compartidas con el público.

¿Qué es lo que más disfrutas al organizar y participar en exposiciones de tu trabajo?

Cada etapa de preparación de una exposición es única. Quizás la que más disfruto es la realización de las tomas fotográficas. La postproducción también es muy divertida, ya que es en este proceso donde realmente ves si las fotografías que has realizado cumplen con tus expectativas. Cada toma requiere un tiempo diferente de postproducción; algunas pueden llevar una hora, mientras que otras solo media hora.

El montaje y la inauguración de la exposición también son momentos emocionantes, aunque son los que más nervios me generan debido a la incertidumbre sobre cómo reaccionará el público ante mi trabajo. Sin embargo, ver la reacción de las personas y cómo interactúan con las obras es una experiencia muy gratificante.

Al elegir Comillas y, en particular, el Centro Cultural El Espolón para tu exposición, ¿lo hiciste por algún motivo especial?

Comillas es un lugar especial, con una rica historia y edificios maravillosos. Además de ser un centro donde la cultura está muy presente, cuenta con la Universidad Pontificia, el Palacio de Sobrellano y el Capricho de Gaudí, entre otros. Estos elementos hacen de Comillas un sitio único y muy inspirador para mostrar mi trabajo. El Centro Cultural El Espolón, en particular, ofrece un espacio ideal para conectar con el público y compartir mi visión artística en un entorno que valora y promueve la cultura.

Cuéntanos sobre los trabajos que podemos ver en esta exposición. ¿Qué temática o enfoque has elegido mostrar?

En esta exposición, presento una visión personal de Cantabria, capturando la esencia de sus paisajes y tradiciones. He intentado plasmar la belleza de los amaneceres y atardeceres sobre el mar, así como la fauna local, como las garzas bueyeras y las águilas que siguen a los tractores durante la siega.

Además, he querido destacar tradiciones como la tirada de bueyes y aspectos de la economía y vida rural, representados por la ganadería, como se puede ver en la fotografía de la vaca y la ternera con el mar infinito de fondo. También he incluido imágenes de los bolos, un deporte con gran tradición en la región, del cual aprendí mientras realizaba las tomas en Comillas en julio.

El mar es un tema recurrente en mi trabajo, posiblemente influenciado por mi padre, quien fue Capitán de la Marina Mercante y siempre me hablaba del puerto de Santander y del mar. Una de las fotografías que ha llamado la atención de los visitantes es la de la Luna y las estrellas, ya que es raro ver un cielo despejado aquí debido a la frecuente

nubosidad. Estas imágenes buscan demostrar que Cantabria también tiene días despejados en los que se puede disfrutar de un cielo estrellado, libre de contaminación lumínica. Los títulos de algunas fotos son un homenaje a esta tierra.

¿Cómo manejas la interacción con el público en tus exposiciones? ¿Te interesa conocer cómo los espectadores interpretan tu obra?

Sin lugar a duda, la interacción con el público es uno de los aspectos más gratificantes de las exposiciones. Cuando estoy presente y hay visitantes, suelo preguntarles si desean que les explique la exposición, y disfruto enormemente compartiendo todos los detalles que me preguntan.

Como artista, me interesa profundamente conocer las sensaciones que mis imágenes transmiten a los espectadores, si les gustan y qué emociones les evocan. A veces he reflexionado sobre el valor de tener tantas fotografías si no pueden ser vistas por otras personas.

En tu opinión, ¿cuál es la relación entre la técnica y la emoción en una buena obra fotográfica o de diseño?

En mi caso, puedo decir que la técnica y la emoción van de la mano. Después de tantos años de profesión, la técnica se ha vuelto casi automática, permitiéndome concentrarme en lo que siento al disparar la cámara. Es similar a atarse los zapatos: no piensas en la técnica que utilizas para hacer el lazo, simplemente lo haces.

De manera análoga, cuando realizo una toma, no necesito pensar en los aspectos técnicos porque ya los he internalizado. Sé instintivamente qué ajustes utilizar en condiciones de poca luz, para una toma nocturna, o al fotografiar deportes que requieren velocidades muy rápidas. La técnica fluye de manera natural, permitiéndome enfocarme en capturar la emoción del momento.

¿Cómo ha evolucionado tu estilo desde que comenzaste hasta el día de hoy?

Como todos los artistas, mi estilo ha evolucionado con el tiempo. Cuando comencé a dedicarme a la fotografía profesional en 1997, me enfocaba mucho más en la técnica que en cualquier otra cosa. La técnica prevalecía sobre la sensación. Con el paso del tiempo, la emoción ha pasado a ser lo primordial, ya que la técnica, como mencioné antes, se ha vuelto automática.

¿Qué proyectos futuros tienes en mente? ¿Hay alguna técnica o concepto nuevo que te gustaría explorar?

Hace algún tiempo, realicé un trabajo muy gratificante: un reportaje sobre 17 monasterios repartidos por toda la geografía española. Lamentablemente, debido a problemas internos del cliente, este proyecto no pudo ver la luz. Gracias a ese proyecto, estudié Geografía e Historia y más tarde me convertí en Arqueóloga. Las diapositivas, tanto de medio formato como de 35 mm, han permanecido guardadas en un cajón de mi estudio. Este invierno, he decidido realizar un proyecto que combine ambas profesiones, la de fotógrafa y la de historiadora. Mi objetivo es maquetar un libro gráfico con las diapositivas y un breve texto explicativo de algunas de ellas, y publicarlo, además de realizar una exposición con ellas.

También quiero centrarme en la fotografía de naturaleza y en la fotografía nocturna.

¿Cómo ves la evolución de la fotografía y el diseño en la era digital?

Para los profesionales, la era digital nos ha facilitado enormemente el trabajo, permitiéndonos ahorrar en material y tiempo. Al trabajar con fotografía analógica, es necesario medir continuamente la luz si no se está en un entorno controlado como un estudio. Luego, hay que revelar las fotografías o llevarlas a un laboratorio, lo que implica un coste mucho mayor. Además, si se desea realizar una postproducción, es necesario digitalizar todas las imágenes para poder tratarlas en el ordenador.

Sin embargo, la era digital también tiene sus contras. Hoy en día, todo el mundo tiene una cámara digital y la mayoría de las personas utilizan sus teléfonos para tomar fotografías. Esto ha hecho que, para el público en general, la fotografía haya perdido parte de su magia y no se le dé la importancia que merece.

¿Cómo ha influido tu trabajo en tu vida personal? ¿Crees que tu visión del mundo ha cambiado a lo largo del tiempo?

Cuando tienes familia, es decir, hijos, marido, etc., tu trabajo siempre está unido a la vida personal. Es difícil para ellos, especialmente para los niños, entender por qué mamá pasa tres o cuatro horas haciendo fotos. Por ejemplo, durante la comunión de mi hijo mayor, tenía el estudio en el garaje de mi casa y estaba fotografiando una vajilla para un cliente con una cámara de gran formato. Mientras tanto, los familiares no paraban de preguntar dónde me había metido, mientras yo cargaba los chasis de la cámara a oscuras y realizaba el trabajo. Sin embargo, entiendo que, como en todos los trabajos y en todas las familias, se van acostumbrando. En esta exposición, por ejemplo, han colaborado montando las fotos en la sala tanto mi marido como nuestro hijo de 13 años.

Respecto a si mi visión del mundo ha cambiado a lo largo del tiempo, creo que todos cambiamos nuestra percepción de los acontecimientos a lo largo de nuestra vida, es normal. Sin embargo, pienso que existen muchísimas cosas que hay que fotografiar y mostrarlas al mundo, porque quizás la gente está tan inmersa en las prisas de hoy en día que no puede detenerse a apreciar una flor, el vuelo de un águila o el brillo de la luz sobre el mar.

¿Hay algún trabajo en particular que consideres especialmente importante o significativo en tu trayectoria? ¿Por qué?

El reportaje sobre los monasterios me encaminó a poder tener otra profesión que me apasiona: la historia. Los reportajes que realicé para Casa Viva sobre interiores de casas, así como otros trabajos realizados con arquitectos y decoradores, me han ayudado a tener una nueva visión de la decoración y de los hogares.

La realización de fotografías deportivas me dio la oportunidad de llevar a cabo un trabajo maravilloso, como fue el primer libro que escribí para la editorial Anaya, “Deporte y tiempo libre / Sports and Leisure: Técnicas Fotográficas / Photographic Techniques (Ocio Digital)”. Este proyecto fue todo un reto y me permitió descubrir el mundo editorial.

Finalmente, ¿cuál es tu rincón favorito de Cantabria? ¿En qué lugar de esta tierra elegirías perderte?

¡Uf, eso es realmente complicado porque todos los lugares que he visto me han apasionado! Uno de mis sitios favoritos para pasear con mis dos perritos, tanto en verano como en invierno, es la playa de Langre hasta Somo, llegando casi al Puntal. Ajo, donde resido, me fascina por la combinación de monte y mar.

Tengo pendiente conocer más sobre el valle de Asón y perderme en sus maravillosos paisajes al atardecer. Son tantos y tantos lugares que definir uno en concreto me resulta terriblemente difícil. El desfiladero de la Hermida es fascinante, y la ciudad de Santander tiene unos contrastes increíbles. Comillas me encanta por su arquitectura, que ha pervivido entre casas solariegas y tradicionales. La zona cercana a Comillas, Udías, posee unos verdes tan profundos y cambiantes que siempre me sorprenden

«Muchas gracias por tu tiempo. En una próxima ocasión, tendremos la oportunidad de conversar sobre tu libro, ya que la artista que llevas dentro, y tu pasión por la fotografía y el diseño, también te inspiran a escribir.»

J. Quintanilla

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