Miguel Díez en nuestro Rincón de Artistas

Miguel Díez y su violonchelo son parte del Festival Internacional de Música de Cámara que tendrá lugar en el mes de agosto en un marco incomparable como es la Iglesia del antiguo Seminario mayor en Comillas

¿Qué nos puedes contar de este festival?

Es una idea preciosa que lleva Hugo fraguando durante un tiempo y que, como iniciativa, al provenir de músicos de Cantabria, es perfecta para enriquecer su patrimonio musical.

¿Conociendo los participantes y el contenido del programa que le puedes decir al público amante de la música de cámara?

Para todos los amantes de la música de cámara, me complace anunciar que hemos preparado un programa excepcional con un elenco de artistas de altísimo nivel. Este evento promete ofrecer veladas inolvidables, llenas de interpretaciones apasionadas y una cuidadosa selección de obras.

¿Y para los que nos son amantes, pero si les gusta un concierto de calidad?

Las obras son aptas para la escucha de todos los públicos, además, siempre nos gusta hacer explicaciones que permitan el enfoque del concierto desde un punto de vista pedagógico, de forma que nadie se pierda ni un detalle del espectáculo.

Empezaste a tocar el violonchelo con tan solo 6 años ¿Cómo fue y que te llevo a ello?

Pues en su momento me obligaron mis padres. Debía de ser bastante inquieto y a ellos les encanta la música clásica. Teniendo en cuenta estas premisas qué mejor manera de solventarlas que llevando a tu hijo o hija a que aprenda a tocar un instrumento.

¿Para tener la calidad que hoy ostentas has tenido que estudiar mucho cuéntanos tu preparación?

Muchos años, muchas horas, poco tiempo libre, muchos viajes, muchas alegrías y muchas decepciones. Al final aquí estamos y eso es lo importante. Lo que está claro es que nunca paras de estudiar.

¿Habitualmente dónde y con quien podemos verte tocar tu violonchelo?

Pues normalmente con mi compañero Hugo Selles. No obstante, también tengo un dúo con el guitarrista Alejandro Ceballos y hasta hace muy poco tocaba con dos grandes músicos portugueses, Sara Silva y Afonso Fesch, con quien espero poder retomar pronto nuestros proyectos.

¿Podrías describir tu rutina diaria de práctica?

Es algo muy personal, pero cuando estudio, suelo hacerlo por las tardes y en función de la necesidad. No me ato a unos márgenes determinados.

¿Cómo ves el papel del violonchelo en la música contemporánea?

Me encanta la de cosas interesantes que están surgiendo. Junto a Hugo Selles hemos podido estrenar una sonata moderna de Emilio Otero, a quien debemos nombre, y pronto estrenaremos más obras.

¿Qué te gustaría que el público comprendiera sobre el arte de tocar el violonchelo?

La disciplina, la profundidad y complejidad que implica dominar este instrumento. Tocar el violonchelo no es solo una cuestión de habilidad técnica, sino también de una conexión emocional y expresiva con la música. Requiere un control preciso tanto del arco como de los dedos para producir una amplia gama de sonidos y matices. Cada nota debe ser cuidadosamente moldeada, y el cellista debe tener una comprensión profunda de la mecánica del instrumento para lograr la mejor calidad de sonido. El instrumento presenta un timbre muy cercano a la voz humana, lo que le permite transmitir una amplia gama de emociones, desde la pura alegría hasta la tristeza más profunda. Un buen cellista debe ser capaz de conectar con la música de manera íntima y transmitir esas emociones al público.

Si pudieras colaborar con cualquier músico o compositor, vivo o muerto, ¿quién sería y por qué?

Con cualquier persona que ame la música, que sea respetuosa y sea capaz de vivirla tan intensamente como yo. Si tuviese que escoger uno sería L. Van Beethoven.

¿En qué rincon de Cantabria te perderías para tocar tu violonchelo tu solo?

En el pozo de la Arbencia, en verano. Sentir como cae el agua al pozo mientras interpretas una suite de Bach tiene que ser emocionante.

Gracias Miguel por tu amabilidad, deseando disfrutar de esta primera edición de Horizontes Clásico