¿Dónde llevar el móvil para evitar riesgos? La ciencia sugiere un cambio de hábito

Aunque su uso es parte indispensable del día a día, llevar el teléfono móvil pegado al cuerpo podría no ser la mejor idea para la salud, según algunos estudios.
06.05.2025 . – El teléfono móvil se ha convertido en un objeto inseparable. Lo llevamos en la mano, en el bolsillo, junto a la cama e incluso lo consultamos mientras comemos o caminamos. Su presencia es constante, pero pocas personas se han detenido a pensar en los efectos que puede tener llevarlo tan cerca del cuerpo todo el tiempo.
Diversos estudios apuntan a que los teléfonos móviles, sean Android o iPhone, emiten radiación de radiofrecuencia (RF), un tipo de energía electromagnética no ionizante. Aunque no existe evidencia concluyente de que esta exposición cause enfermedades como el cáncer, algunas investigaciones señalan que conviene reducir el contacto directo del dispositivo con la piel.
El radiólogo Rob Brown, vicepresidente de investigación científica en Environmental Health Trust, advierte que llevar el teléfono en el bolsillo del pantalón, por ejemplo, puede suponer una exposición mayor que la del router wifi de casa. Su recomendación es clara: mantener el teléfono alejado del cuerpo todo lo posible. “La forma más segura de llevarlo es apagado”, indica, aunque reconoce que no siempre es viable. En ese caso, aconseja usar el «modo avión» y guardar el dispositivo en una mochila, bolso o riñonera.
Otra sugerencia es aplicar la llamada Ley del cuadrado inverso”, que consiste en duplicar la distancia al teléfono para reducir considerablemente la exposición a las ondas. Así, prácticas como hablar con altavoz o usar auriculares se consideran más seguras que colocar el aparato directamente en la oreja.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó en 2011 la radiación de los móviles como «posiblemente cancerígena para los humanos» (categoría 2B), lo que implica que no se puede descartar del todo un riesgo, aunque tampoco se ha confirmado. Instituciones como la American Cancer Society (ACS) o los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en EE. UU. insisten en que la evidencia disponible no es concluyente.
En resumen, aunque no hay motivo para el alarmismo, sí parece razonable adoptar ciertos hábitos de prevención. Usar el teléfono con moderación, evitar llevarlo pegado al cuerpo durante horas y mantenerlo alejado durante la noche podrían ser medidas útiles. No está demostrado que el móvil sea perjudicial, pero tampoco lo contrario. Y en cuestiones de salud, la prudencia siempre es una buena compañera.