España lidera el subempleo en Europa en pleno debate sobre la reducción de la jornada laboral

A pesar de la creación de empleo, más de un millón de personas trabajan menos horas de las deseadas por falta de oportunidades, lo que revela una cara oculta de la precariedad laboral
07.05.2025. – España vuelve a encabezar un ranking poco deseable: es el país de la Unión Europea con mayor proporción de trabajadores subempleados, es decir, personas con contratos a tiempo parcial que desean y están disponibles para trabajar más horas. Según los últimos datos de Eurostat, 1,14 millones de personas se encuentran en esta situación, lo que equivale al 5,2% del total de ocupados. Se trata de un indicador que pone en cuestión la calidad del empleo generado en los últimos años.
El dato resulta aún más relevante al considerar que España no es, ni de lejos, el país con mayor porcentaje de empleados a tiempo parcial. Con un 13,8% de ocupación en este régimen, se sitúa por debajo de la media europea (18,7%) y muy lejos de cifras como las de Países Bajos (42,7%) o Alemania (30,8%). Sin embargo, cuatro de cada diez trabajadores a tiempo parcial en España no lo hacen por elección, sino por ausencia de mejores oportunidades laborales.
El estancamiento del empleo de calidad
La situación revela un estancamiento en la mejora de un indicador clave sobre la calidad del empleo, que no ha logrado recuperar los niveles previos a la crisis financiera. Pese a las reformas laborales y al crecimiento del número total de ocupados —cerca de los 22 millones—, la proporción de subempleados ha repuntado y devuelve a España a niveles de precariedad similares a los vividos durante la pasada década.
Este contexto coincide con la intención del Gobierno de reducir la jornada laboral máxima legal de 40 a 37,5 horas semanales. No obstante, la propuesta, que ha encontrado obstáculos políticos —especialmente por el rechazo de Junts—, plantea una contradicción estructural: ¿tiene sentido limitar las horas de trabajo cuando el mayor problema de cientos de miles de trabajadores es precisamente no tener acceso a más horas?
Un uso desigual del tiempo parcial
A diferencia de países como Alemania o Países Bajos, donde el tiempo parcial se utiliza como herramienta de conciliación o se integra en modelos de formación dual —como en el caso de los jóvenes estudiantes—, en España es con frecuencia una vía hacia la precariedad. Esta realidad se explica por la falta de empleos a jornada completa, los bajos niveles de inversión pública en cuidados y la persistencia de un elevado desempleo, que se mantiene en el 10,9%.
Las mujeres son las principales afectadas: el 8,1% de las trabajadoras están subempleadas, frente al 2,7% de los hombres. La brecha se amplía si se compara con Países Bajos, donde los porcentajes son del 6,3% y 3,7%, respectivamente, a pesar de tener un mercado laboral con altísima proporción de empleo parcial.
La precariedad persiste desde la crisis
España ya lideró este indicador durante los años más duros de la crisis financiera. En 2014, la tasa de subempleo alcanzó el 9,5%. Aunque desde entonces se redujo progresivamente, en 2024 ha vuelto a repuntar, superando por primera vez a Países Bajos en esta categoría. Pero las diferencias estructurales entre ambas economías no dejan lugar a equívocos: mientras que el 37,9% de los trabajadores a tiempo parcial en España desean trabajar más horas, en Países Bajos el porcentaje se limita al 11,9%.
Además de Grecia, Rumanía y Portugal, son pocos los países que superan el umbral del 30% de subempleados en tiempo parcial. Las principales economías de Europa occidental han conseguido reducir esta cifra con estrategias que favorecen el empleo de calidad, combinadas con un paro estructural muy inferior al español.
¿Puede la reducción de jornada mejorar el subempleo?
La reducción de la jornada legal podría tener efectos positivos sobre los trabajadores a tiempo parcial, dado que las empresas tendrían que ajustar sus condiciones sin recortar horas. No obstante, esta medida difícilmente resolverá el problema estructural del subempleo si no viene acompañada de un plan de choque para fomentar el empleo a jornada completa y atacar la raíz de la precariedad.
Mientras tanto, el debate político gira en torno a medidas de gran visibilidad, pero de impacto limitado sobre los más afectados. Con una economía que aún arrastra cifras de paro de dos dígitos y una elevada segmentación laboral, el reto sigue siendo cómo crear empleo suficiente, estable y con condiciones dignas para todos.
