Descubriendo el misterio de dormir con los ojos cerrados

El acto de cerrar los ojos al dormir es algo que se produce de forma natural y sin esfuerzo aparente. Pero ¿cuál es la función detrás de este acto automático y qué sucede con aquellos que no pueden cerrarlos?
El primer indicador de que el sueño se apodera de nosotros es la sensación de peso en los párpados, obligándonos a cerrar los ojos, ya sea viendo una serie, leyendo o conversando. Aunque damos por sentado que cerramos los ojos al dormir, la pregunta es: ¿por qué lo hacemos?
Ciertamente, debe ser una necesidad, de lo contrario, no experimentaríamos esta señal tan imperativa del sueño. Pero ¿por qué es tan vital dormir con los ojos cerrados?
Existen diversas respuestas a esta interrogante, ya que hay múltiples razones por las cuales nuestros párpados caen cuando nos sumergimos en el sueño. Sin embargo, existe una condición llamada lagoftalmos, afectando aproximadamente al 5% de la población, donde las personas no pueden cerrar completamente los ojos al dormir. Aunque no resulta ser grave si se toman precauciones, puede generar molestias significativas.
Cuando dormimos, perdemos conciencia de posibles peligros que puedan acercarse a nuestros ojos. Por lo tanto, cerrar los ojos se convierte en la mejor opción, ya que no tomaremos medidas para protegerlos.
Además, dormir con los ojos cerrados facilita la hidratación de la esclerótica, la capa externa blanca del ojo, y la córnea, ya que retiene más eficientemente las lágrimas.
Al cerrar los ojos durante el sueño, se limita la entrada de luz. Aunque algo de luz alcanza la retina incluso con los ojos cerrados, esta luz llega al núcleo supraquiasmático, que regula los ritmos circadianos. La detección de luz, especialmente la luz azul, inhibe la síntesis de melatonina, promoviendo la vigilia. En cambio, con poca luz, se secreta más melatonina, facilitando el sueño, como lo indica la sensación del peso de los párpados.
Las personas con lagoftalmos no cierran por completo los ojos al dormir, generalmente debido a la forma del ojo, pestañas grandes, consumo de alcohol, lesiones, enfermedades, entre otras causas diversas. Este fenómeno afecta alrededor del 5% de la población y puede generar molestias.
El diagnóstico es complicado, ya que los afectados a menudo no son conscientes de su condición hasta que alguien se los señala. En tales casos, se recomienda consultar a un profesional, quien evaluará la causa y, si no se encuentra una solución, recetará tratamientos como lágrimas artificiales, pomadas o gafas que ayudan a mantener los ojos hidratados durante la noche.
En situaciones extremas, la cirugía podría ser considerada como último recurso después de agotar otras opciones. Descubrir y entender la importancia de cerrar los ojos al dormir arroja luz sobre un aspecto esencial de nuestro descanso y bienestar ocular.