Khalida De Ridder en Nuestro Rincon de Artistas
La violinista Khalida De Ridder participa en el Festival Internacional de Música de Cámara «Horizontes Clásicos» de Hugo Selles.
A los cuatro años, comenzó su andadura en la música, y desde entonces el violín ha sido su fiel acompañante. Proveniente de una zona remota de Australia, nada la detuvo para dedicarse a su pasión.
¿Cómo decidiste que querías ser violinista profesional?
De una forma totalmente natural, mis padres tenían discos puestos en casa, ¡sin descanso! Recuerdo perfectamente oir el sonido del violín y preguntar si podía tocarlo a la edad de dos o tres años. Cuando cumplí cuatro años me regalaron un violín enano y poco después estaba a diario tocándolo sin parar, música clásica por supuesto, aunque también gran parte de los comienzos de mi carrera profesional fue en el circuito de la música folk dado que era una pasión compartida en toda mi familia. Solíamos tocar juntos casi todos los días. Fue de hecho gracias a la música folk que desarrollé una gran resistencia a las largas horas de estudio ya que me acostumbré a las sesiones nocturnas tardías, terminando habitualmente a las 2 o 3 de la madrugada.
¿Quiénes han sido tus mayores influencias musicales?
Sigo escuchando a gran cantidad de músicos de clásico y folk. Entre los violinistas vivos, podría decir que hay dos violinistas holandesas que han causado un gran impacto en mi: Janine Jansen y Liza Ferschtman. También hay una grandísima cantidad de violinistas franceses muy buenos. Entre ellos, una gran influencia para mi ha sido Guillaume Sutre, con quien tuve el placer de estudiar en Paris durante mis estudios de doctorado. Haber crecido en la industria musical me ha hecho darme cuenta de que ser una estrella o volverse popular no significa necesariamente ser buen músico, hay una gigantesca cantidad de grandes músicos que pasan desapercibidos. Siempre estoy escuchando e intentando aprender del máximo número de músicos en los diferentes intervalos de sus carreras e intento ser abierta de mente y probar a hacer algo distinto cada vez que interpreto una frase musical.
Khalida ha sido becada por diferentes instituciones para completar estudios en el Conservatorio de Sídney y en la Real Academia Danesa de la Música.
Cuéntanos tu trayectoria de aprendizaje, ¿dónde recibiste tu formación musical y quiénes fueron tus principales maestros?
Vivía con mi familia en una zona remota al norte de Australia, no podía ir al colegio así que aprendía en casa. Nos mandaban material por correo y escuchaba media hora de clases al día por radio. Tuve una profesora a los cuatros años, pero solo la veía una vez cada quince días si coincidía con cuando mi madre, junto a mis dos hermanos, nos llevaba a la ciudad para hacer la compra. Considero que tuve un buen comienzo con mis clases, gracias a la disciplina y apoyo en casa para llegar lejos rápidamente. Sin embargo, para poder obtener una enseñanza de más alto nivel me sentí bastante limitada y gran parte de este “embellecimiento” tuvo que realizarlo cuando me mudé para estudiar en Sidney y después en Copenhague. En la primera tuve clases con muchos profesores, así que es difícil decir quién fue más importante, aunque Charmian Gadd me ayudó para mi audición a la Real Academia Danesa de la Música. En Dinamarca tuve un maravilloso profesor mayor, Michael Malmgreen, de quien me hice buena amiga. Como ya dije antes, he recibido clases con Guillaume Sutre en Paris. Recuerdo con claridad pensar que en las primeras diez clases que tuve con él en una semana, había aprendido más que en los últimos veinte años. No puedo evitar pensar, ¿qué sería de mi si hubiera contado con su consejo desde el principio? Pero así es la vida supongo, el momento no siempre es el mejor pero no te queda otra opción que seguir hacia delante.
¿Qué consejo le darías a alguien que está empezando a aprender a tocar el violín?
Que escucha cuanta más música mejor, se puede aprender muchísimo escuchando. Pero no como música de fondo, sino escuchando con inteligencia. Lo siguiente sería, encuentra a los mejores profesores, te ahorrará muchísimo tiempo. Y lo último sería, no te tomes las críticas como un ataque hacia tu persona, es sobre la música – hay muchos músicos y actores introvertidos que son geniales sobre el escenario. Creo que mucho del estrés se genera por llevarse las críticas demasiado hacia el terreno personal o por tener miedo sobre la percepción del público. El mejor consejo que he mandado ha sido que la mayoría de la gente va a los conciertos para disfrutar, y es totalmente cierto.
¿Tienes algún compositor o pieza favorita para tocar? ¿Por qué?
La música de cámara es lo que más adoro así que en ese sentido podría decir que mi compositor número uno es Mendelssohn. Y supongo que sonaré aburrida, pero debo nombre también las Sonatas de Bach, evolucionan contigo mismo como músico a lo largo de los años. Pero en términos de una única pieza, me atrevería a decir que para mi personalmente la Sonata para violín y piano de Strauss es una de las grandes obras de todos los tiempos.
¿Qué diferencia encuentras entre interpretar música clásica y música contemporánea?
Cualquier género que toco lo hago con total honestidad. Intento no interpretar música con la que no conecto, aunque eso no es siempre posible, sobre todo cuando no eres quien escoge el programa. La música contemporánea es más como un reto para mi. Es como un lienzo en blanco, así que conlleva mucho más esfuerzo para pensar en ideas de fraseo que no están necesariamente conectadas con el género clásico.
¿Has explorado otros géneros musicales con el violín? Si es así, ¿cuáles y qué te han aportado?
Por supuesto el folk. Las tradiciones de la música folk de Australia descienden de Irlanda y Escocia. La música folk tiene definitivamente esa libertad que no puedes permitirte en un recital de música clásica, aunque intento poner ese concepto en práctica en un sentido más teórico. La fluidez de la música folk y la resistencia que te exige estar tocando durante horas y horas con otros colegas es algo que me hace mejor músico. Por otro lado, si que es cierto que consume mucho tiempo, así que es algo que ya solo hago cuando tengo un proyecto concreto o voy a participar en algún festival.
¿Qué pieza te resulta más desafiante y por qué?
Pues la verdad es que cualquier música que sea nueva, aquella con la que no tengo una historia. Una paleta en blanco, eso me parece un desafío. Hay muchísima música contemporánea francesa, por ejemplo, que me encantaría tocar. Es algo que estoy explorando ahora mismo, pero me queda un largo camino hasta poder interpretarla en vivo.
Próximamente estarás participando en Horizontes Clásicos, Festival de Música de Cámara que tendrá lugar en un marco de lujo y seguramente te puede suscitar una variedad de sentimientos para una violinista con la trayectoria profesional tuya, pero cuéntanos qué esperas de este festival.
Estoy deseando tocar en este festival, este tipo de eventos que son creados por los propios artistas son muy innovadores. Tener a un artista internacional de alto nivel como Hugo con un control creativo absoluto sobre lo que se va a llevar al escenario, es algo realmente único y muy especial. Esto se traduce en que el público va a escuchar realmente lo que nosotros queremos presentarles. Estoy deseando volver a tocar las Sonatas de Debussy y Strauss y otras grandes piezas con mis colegas españoles Miguel y Hugo. Ambos son fantásticos músicos y aunque por supuesto no tenemos antecedentes musicales idénticos o incluso estilos de tocar, justamente esto lo hace muy especial, poner sobre la mesa nuestras ideas en común y encontrar la manera de sacar la música hacia delante juntos.
Khalida De Ridder es directora artística del Festival de Música de Cámara del Norte de Queensland, ha trabajado con la Orquesta Sinfónica de Arhus, la Orquesta Sinfónica de Tasmania y la Orquesta de Cámara de Melbourne. Entre 2020 y 2023 ha sido concertino de la Orquesta Sinfónica de Frankston.