Ajedrez para el desarrollo sostenible: un uego milenario con impacto moderno

El ajedrez, uno de los juegos más antiguos de la humanidad, se destaca por su carácter intelectual y cultural, combinando elementos del deporte, el razonamiento científico y el arte.
Cualquier persona, en cualquier lugar, puede jugar al ajedrez, ya que trasciende las barreras del idioma, la edad, el género, la capacidad física o la situación social.
Este juego de alcance mundial promueve la equidad, la inclusión y el respeto mutuo, contribuyendo así a la creación de un entorno de tolerancia y comprensión entre los pueblos y las naciones.
El Poder Transformador del Ajedrez
Los deportes, las artes y la actividad física tienen la capacidad de cambiar percepciones, prejuicios y comportamientos, así como de inspirar a las personas, derribar barreras raciales y políticas, combatir la discriminación y aliviar los conflictos. Además, contribuyen a la promoción de la educación, el desarrollo sostenible, la paz, la cooperación, la solidaridad, la inclusión social y la salud a nivel local, regional e internacional.
Ajedrez y los Objetivos de Desarrollo Sostenible
El ajedrez ofrece una plataforma única para apoyar la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Entre sus contribuciones destacan el fortalecimiento de la educación, la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y niñas, y el fomento de la inclusión, la tolerancia, el entendimiento y el respeto mutuos.
Antecedentes del Ajedrez
El ajedrez es un juego de estrategia en el que dos jugadores se enfrentan con 16 piezas cada uno, siguiendo reglas específicas sobre un tablero de cuadrados blancos y negros. El objetivo final es “derrocar al rey” del oponente. Actualmente, existen más de 2.000 variantes del juego.
Se cree que el predecesor del ajedrez fue el juego Chaturanga, originado en el norte del subcontinente indio durante el período Gupta (aproximadamente 319 – 543 d.C.). La palabra «chaturanga» se traduce como «cuatro divisiones militares», refiriéndose a las piezas del juego: la caballería, la infantería, los elefantes y los carros de guerra (que en el ajedrez moderno se convirtieron en el peón, el caballo, el alfil y la torre), o al hecho de que en el juego participaban cuatro jugadores.
Chatrang, y más tarde Shatranj, fue el nombre que se le dio al juego cuando llegó a la Persia sasánida. La primera referencia proviene de un manuscrito persa alrededor del 600 d.C., que relata cómo un embajador del Indostán obsequió el juego al rey Khosrow I (531 – 579 d.C.). Desde Persia, el juego se extendió a lo largo de la Ruta de la Seda hacia el oeste y otras regiones, incluyendo la península arábiga y Bizancio.
Para el año 1000 d.C., el ajedrez se había popularizado en toda Europa y había llegado a Rusia a través de la estepa euroasiática. Un manuscrito de Alfonso X, conocido como el Libro de los Juegos, describe el ajedrez de manera similar al Shatranj persa en cuanto a las reglas y la dinámica de juego.
Celebración del Día Mundial del Ajedrez
El 12 de diciembre de 2019, la Asamblea General proclamó el 20 de julio como el Día Mundial del Ajedrez, en conmemoración de la fundación de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) en París en 1924. Por iniciativa de la FIDE, el 20 de julio ha sido observado como el Día Internacional del Ajedrez por los ajedrecistas de todo el mundo desde 1966.
La designación del Día Mundial del Ajedrez reconoce el importante papel de la FIDE en el apoyo a la cooperación internacional para la actividad ajedrecística y el objetivo de mejorar la convivencia respetuosa entre todos los pueblos del mundo. Además, brinda un soporte significativo para fomentar el diálogo, la solidaridad y la cultura de la paz.
El ajedrez, con su rica historia y su capacidad para unir a las personas, sigue siendo una herramienta poderosa para el desarrollo sostenible y la promoción de valores universales.