LAS CINCO VERBENAS DE MARUJA MALLO SE REENCUENTRAN, 97 AÑOS DESPUÉS, EN EL CENTRO BOTÍN

 LAS CINCO VERBENAS DE MARUJA MALLO SE REENCUENTRAN, 97 AÑOS DESPUÉS, EN EL CENTRO BOTÍN

No se habían vuelto a exponer juntas desde que se mostraron, en 1928, en la sede madrileña de la revista de Occidente: El Mago/Pim Pam Pum (1926), del Art Institute of Chicago; Kermesse (1928), del MNAM Centre Georges Pompidou en París, y La Verbena (1927), del Museo Reina Sofía, se exponen ya junto a otras dos obras, una de una colección particular de Argentina y otra de un particular muy cercano a la artista.

  • Las Verbenas son las primeras obras personales de Mallo que participan del debate -fundamental para la Generación del 27- sobre la relación entre vanguardia, arte popular, regeneración social y tradición.
  • Esta exposición está coproducida con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Comisariada por Patricia Molins, miembro de su Departamento de Exposiciones Temporales, presenta más de noventa pinturas, además de dibujos, escritos y fotografías de su archivo personal que trazan toda su carrera: desde el realismo mágico de sus primeros años hasta las configuraciones geométricas y fantásticas de sus últimas obras.

Santander, 14 de mayo de 2025.- El Centro Botín inauguraba, el pasado 12 de abril, su calendario expositivo del 2025 con la muestra “MARUJA MALLO: Máscara y compás. Pinturas y dibujos de 1924 a 1982”, y lo hacía con un espacio vacío en la pared, reservado para la obra El Mago/Pim Pam Pum (1926), del Art Institute of Chicago, cuya llegada se había retrasado por estar comprometida para otra muestra. Hoy se reencuentra por fin esta obra con las otras cuatro que componen el conjunto, un total de cinco escenas de verbenas que no se exponían juntas desde 1928, cuando se mostraron en la sede de la revista de Occidente, en Madrid.

El Mago / Pim Pam Pum (1926) muestra dos espectáculos de feria yuxtapuestos. Al fondo, el pimpampum, unos muñecos de cartón piedra caracterizados como los “moros armados” que aparecían con frecuencia en la prensa de la época, cuando la larga guerra del Rif estaba a punto de alcanzar su final. Sin embargo, el decorado trasero y el murete anterior hacen que el espacio parezca más el escenario de un guiñol que un juego de feria. En primer plano, donde supuestamente debía de estar el público lanzando las bolas contra los muñecos/títeres, vemos al mago, un personaje ambiguo: es el feriante que enseña el “tubo para ver las estrellas”, el mago astrónomo que aparece también en las otras Verbenas y, por último, es un trasunto del artista, del poeta, representado aquí con los rasgos de Ramón Valle-Inclán, reconocible por sus gafas y barba, y por la ausencia de su brazo izquierdo. Como el escritor, Maruja Mallo utiliza los elementos teatrales de sus Verbenas para realizar una crítica social.

Las Verbenas de Maruja Mallo

Las primeras series de Maruja Mallo se sitúan en el ámbito de la figuración de los años veinte, que propone una “vuelta al orden” que corrija la deshumanización de la vanguardia mediante su aproximación al “arte popular”. Este término fue utilizado en los años treinta para rehuir otros como folklore o etnología, más ligados a identidades locales o raciales, que estaban siendo utilizadas políticamente en el momento de alza de los estados totalitarios. El arte popular se consideraba en los años previos a la caída de la monarquía una propuesta no solo estética sino también política.

Las Verbenas, que Mallo definió como “creaciones mágicas de medidas exactas” son escenas de carnaval en las que el pueblo, sin distinción de razas, clases o géneros, es el protagonista, mientras que los tópicos habitualmente ligados a la España negra -toros, guardias civiles, manolas, las castas, o la superstición- son ridiculizados, y “el pueblo toma como pretexto la mitología y los santos para divertirse colectivamente”, en palabras de la artista. Pero la verbena es también ocasión de tregua, en la que conviven razas y paisajes de todo el mundo, mientras la ciencia y la magia se dan la mano, reflejando la simultaneidad y el dinamismo de la ciudad moderna.

En 1928, en Madrid, se presentó esta serie en la sede de la Revista de Occidente, la publicación cultural más prestigiosa del momento. Su éxito fue inmediato, gracias a la excelente reputación del director, José Ortega y Gasset, y a la vitalidad y novedad de las composiciones, que rompían con la visión tópica y pesimista de lo español. Desde entonces, estas cinco escenas no habían vuelto a reencontrarse, exponiéndose desde hoy en el Centro Botín, en una exposición que presenta más de noventa pinturas, además de dibujos, escritos y fotografías de su archivo personal que trazan toda su carrera -desde el realismo mágico de sus primeros años hasta las configuraciones geométricas y fantásticas de sus últimas obras-, una muestra que podrá disfrutarse en el Centro Botín (Santander) hasta el 14 de septiembre de 2025 y en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid), del 7 de octubre de 2025 al 16 de marzo de 2026.

El Cantabro

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