Carta a JESÚS PINDADO de parte de PÍO MURIEDAS
Jesús, te escribo esta carta en nombre de mi padre Pío Muriedas .
Jesús, la relación que tuviste con mi padre, se inicia a través de la amistad que tenías con mi hermano Fernando, siendo unos mozos sobre los años 70.
Tu relación con Pío fue cada vez más intensa, de tal manera, que éste te consideraba como un tercer hijo y al que siempre trató con deferencia y con una amistad innegable. Erais “Pindado y Pío” una entrañable pareja intelectual a pesar de la considerable diferencia de edad. Creo que él influyó considerablemente en tu amor a la poesía.
Recuerdo que Pío comentaba el gran porvenir que te esperaba, dada tu natural inteligencia complementada con la formación exhaustiva que te forjaste. Mantuviste con él, una complicidad personal e intelectual y pienso que él colaboró en el fortalecimiento de unos valores, que en lo esencial compartisteis. Fuiste en tu juventud, el autor de la primera biografía de Pío “Pío, pueblo y poema” y desde luego la más literaria, sentida y entrañable.
Hoy, Pío estaría tristísimo por la desaparición de tan ilustre montañés y lo lamentaría como la pérdida de un íntimo.
Pasados los años, por mi parte, empecé a realizar acciones para recuperar la memoria de mi padre y contacté con las personas que pensaba podría contar con ellas para dicho propósito; entre las cuales, estabas tú en conjunto con Sedano, Savater y Arrabal. De esa unión de personalidades, afloraron las memorias de Pío con tu corrección literaria, además del epílogo a Pío Muriedas. Colaboraste en otros eventos como el homenaje en la Biblioteca Central, la exposición de cuadros en Fraile y Blanco y el documental de una hora patrocinado por el Ayuntamiento de Santander y donde destaca de manera clara tu entrevista, describiendo de manera magistral la figura de Pío.
Aunque mi relación contigo, no fue similar a la que mantuviste con Pío, tengo que decir con un gran orgullo que eras un intelectual de primer nivel y que en nombre de Pío, hoy te dedico mis mejores deseos y que estés donde estés, “en ese lugar del cual ningún viajero vuelve” seguro que ambos, estaréis “arreglando este puñetero mundo”
Manuel F. Gochi, en nombre de Pío F. Muriedas