Alejandro Revuelta, mago, mentalista y escritor en el Rincón de Artistas
A Alejandro Revuelta le conocimos como mago siendo muy joven, han pasado algunos años y ya no lo es tanto, pero sí ha seguido trabajando en su magia, mentalismo y en su faceta de escritor. Hoy queremos que nos cuente algunas cosas de su vida artística para nuestro “Rincon de Artistas”.
¿Cuándo y cómo te interesaste por primera vez en la magia?
De niño mi relación con la magia no era buena. Relacionaba este arte con lo infantil y, a menudo, lo cutre. Tal vez culpa de algún mago chapucero que no recuerdo. Tuve la suerte de redescubrir la magia de casualidad: mi madre veía un programa de televisión en el que un hombre vestido de negro adivinaba los pensamientos de la gente, era Anthony Blake. Ver aquel programa me llevó a proponerme llegar a hacer eso algún día.
¿Cuál es tu truco de magia favorito y por qué?
El fenómeno de la lectura del pensamiento, en todas sus expresiones y formas de representarlo. Si pudiese tener un poder mágico real, sin duda alguna sería éste.
¿Cuánto tiempo has estado practicando magia?
Cada día desde los trece años. El escritor Phillip Roth dice que las novelas hay que ir a sacarlas de la mina. Con la magia es igual: sin práctica y ensayo no existe imposible. De lo contrario el imposible es un intento que se queda a medio camino entre lo malabar y lo artístico. El imposible es la materia prima de nuestro oficio y tenemos que cuidarlo a través de la práctica exhaustiva y del estudio constante. Al día puedo llegar a ensayar, leer y trabajar la magia más de seis horas o siete. No cuento en esto la parte burocrática de nuestro oficio.
Qué tipo de magia prefieres: ¿magia de cerca, magia de escenario o magia de salón?
Me gustan todas. Tienen las tres sus virtudes y sus inconvenientes. Disfruto desde las sesiones más íntimas, que por cierto realizo de forma recurrente en Escape Room Colindres bajo el título “Noche de fenómenos mentales”, a los teatros o espacios culturales de mayor aforo donde tengo el placer de representar mi acto “Figuras de humo” o presentar galas. He llegado a trabajar para 1.500 personas y, si conectas, la sensación es igual de próxima que con 40 personas.
¿Cuál ha sido la reacción más sorprendente que has obtenido de un espectador?
Hay muchas. La magia no deja de ser la resolución de una tensión dramática usando de lenguaje de lo imposible y eso genera reacciones diversas: desde la risa, al enfado impotente ante la incomprensión, etc… Desde luego que, por el carácter poético de mis espectáculos, la más recurrente se da ante lo sensible y eso lleva a imágenes repetidas de personas que, emocionadas, lloran porque les has adivinado un recuerdo o transportado a alguna zona sensible de su mente.
¿Tienes algún mago favorito que te haya inspirado en tu carrera?
Muchos. En mi primera etapa de formación Anthony Blake, con el que he trabajado y con el que tengo una enorme amistad. Dani Daortiz, Juan Tamariz, René Lavand o Mórrison el magnífico. Más tarde, descubrí al gallego Kiko Pastur, que influyó mucho en mi forma de presentar la magia entonces. En una última etapa de más concreción artística han aparecido Darren Brown, Bob Cassidy, Max Maven, Jon Zabal…
¿Cuál es el truco de magia más difícil que has aprendido a realizar?
No tengo una respuesta a esta pregunta. Cada pieza de mi espectáculo engloba una complejidad; desde psicológica a manual. He ensayado durante años técnicas que jamás he representado en público porque que no me llevaban a un resultado complaciente a nivel artístico y otras más fáciles o asumibles que me lo han dado todo con un trabajo posterior a nivel escénico o interpretativo.
¿Has tenido alguna actuación memorable que nunca olvidarás?
Sí, muchas y por diversas razones. Una que recordaré siempre porque marcó el camino que seguí después fue el estreno de mi espectáculo «La otra cara». Fue la primera propuesta escrita por mí. Han pasado diez años y no es el espectáculo actual, pero recuerdo aquella noche como un antes y un después.
¿Cómo mantienes en secreto tus trucos y efectos de magia?
Trabajándolos a fondo.
¿Has tenido alguna vez un truco que no salió como esperabas durante una actuación en vivo?
Muchas veces. Es inevitable cuando vives de esto. La casualidad existe y también la humanidad de los que nos dedicamos a esto. Raphael no canta igual de bien en todos los conciertos. También hay otra parte experimental que te das el lujo de llevar a cabo. Juegos con estructuras inexactas, experimentos con métodos nuevos… Y claro, aquí fallas. Pero forma parte del proceso creativo .
¿Cuál es la parte más gratificante de ser un mago para ti?
La sensación de poder hacer sentir al público una pequeña parte de lo que a mí me ha maravillado el mundo de lo imposible.
¿Puedes compartir un consejo o técnica para los aspirantes a magos que quieran empezar a aprender magia?
Solamente dos cosas: que respeten a los clásicos y que se acerquen a los libros. La magia no está en TikTok.
¿Has experimentado algún momento de «magia en la vida real» fuera del escenario?
La primera vez que vi ballenas en vivo.
¿Tienes alguna rutina de magia nueva o emocionante en la que estés trabajando actualmente?
Sigo trabajando en mi acto “Figuras de humo”, que combina el mentalismo y los versos y con el que me han premiado recientemente en el nacional de magia. De cerca de 14 mentalistas, solamente nos premiaron a dos.
¿Cuál es tu público favorito para actuar: niños, adultos o un grupo en particular?
Encajo muy bien entre los adultos. Aunque no hay que olvidar que muchos niños son adultos también. Paradoja que el objetivo mágico sea la vuelta a la infancia.
¿Cuál es tu objetivo principal como escritor?
Contar historias o sensaciones. Estoy trabajando en novela sin pretensiones a corto plazo. Para mí, mis textos son un insecto en ámbar.
¿Magia, mentalismo o escritor, con que te quedas?
Contador de historias. Creador. Quizás sean términos más justos.
El autor de la fotografía es Hugo Bringas.