Cambio de hora

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El cambio de hora: historia y razones detrás de la práctica mundial

En la madrugada del domingo a las 02:00 serán las 03:00 horas

Cada año, millones de personas en todo el mundo ajustan sus relojes dos veces, en un ritual conocido como el cambio de hora. Este evento, que ocurre en primavera y otoño, tiene como objetivo principal optimizar el aprovechamiento de la luz solar y promover el ahorro de energía. ¿Pero cuál es la historia detrás de esta práctica y por qué se lleva a cabo?

El cambio de hora, tal como lo conocemos hoy, tiene sus raíces en las ideas del político, científico e inventor Benjamin Franklin. En el año 1784, Franklin propuso por primera vez ajustar los relojes para aprovechar mejor la luz natural y así reducir el consumo de velas, una fuente de energía común en su época. Sin embargo, no fue hasta el siglo XX cuando varios países comenzaron a implementar esta idea de manera oficial.

En 1916, algunos países europeos adoptaron el cambio de hora como medida de ahorro energético durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, España no oficializó esta práctica hasta 1974. El cambio se realizó por decreto durante el régimen de Francisco Franco, quien adelantó sesenta minutos el huso horario español para sincronizarlo con el impuesto por la Alemania nazi en sus territorios ocupados.

En la actualidad, el cambio de hora se lleva a cabo en muchos países de todo el mundo, aunque hay excepciones. Por ejemplo, países como Turquía, Rusia, Bielorrusia, Nueva Zelanda y algunas partes de Australia, así como en países de Oriente Medio como Líbano e Israel, y en Sudamérica, como Paraguay y Chile, han optado por no cambiar la hora.

La Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles, ARHOE, respalda el horario de invierno como el más beneficioso para la salud. Esto se debe a que el horario de invierno se ajusta mejor al ritmo natural del cuerpo humano, lo que puede tener efectos positivos en el bienestar general de las personas.

En resumen, el cambio de hora es una práctica arraigada en la historia y tiene como objetivo principal el ahorro de energía y la optimización del uso de la luz solar. Aunque su implementación puede variar de un país a otro, su propósito sigue siendo el mismo: adaptar nuestros relojes al ritmo de la naturaleza.

 

J. Quintanilla

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