Maximizando el potencial de la inteligencia artificial para el bien común

 Maximizando el potencial de la inteligencia artificial para el bien común

Un enfoque regulatorio global que priorice la transparencia, la responsabilidad y la inclusión es esencial para desatar los beneficios de la inteligencia artificial para toda la humanidad.

La ascensión de la inteligencia artificial representa tanto una oportunidad como un desafío para nuestras comunidades y para la sociedad en su conjunto. A pesar de avances notables como la reciente aprobación por parte del Parlamento Europeo de la Ley de Inteligencia Artificial, la regulación a nivel mundial aún no está a la altura de las demandas actuales.

Es imperativo que el mundo actúe de manera concertada y urgente, dado lo mucho que está en juego. La proliferación de la inteligencia artificial en la vida cotidiana de los consumidores ha llevado a nuestras sociedades a una encrucijada, según lo señalado por la Secretaria General de la UNCTAD, Rebeca Grynspan, durante la conmemoración del Día Mundial de los Derechos del Consumidor el 15 de marzo.

Durante un evento en Ginebra centrado en la experiencia de los consumidores y la inteligencia artificial generativa, se congregaron representantes de organizaciones internacionales, empresas y grupos defensores de los derechos del consumidor.

La inteligencia artificial basada en datos, que avanza a un ritmo vertiginoso, ofrece promesas significativas para mejorar el bienestar de los consumidores al permitir la personalización de productos y servicios, mejorar la atención al cliente y facilitar la resolución de disputas en línea.

Sin embargo, al mismo tiempo, aumentan las preocupaciones sobre el uso justo, responsable y ético de la inteligencia artificial, ya que los esfuerzos regulatorios aún no han alcanzado un nivel adecuado a nivel global.

En la actualidad, un reducido grupo de gigantes tecnológicos controla la mayor parte de los flujos de datos y los ingresos de los servicios digitales. Esta concentración agudiza aún más la dirección y los beneficios derivados de la inteligencia artificial, lo que representa una amenaza para la competencia justa y exacerba las disparidades tecnológicas existentes basadas en la geografía, el género, los ingresos y la raza.

La jefa de la UNCTAD hizo un llamado a la acción rápida para abordar estos cambios acelerados.

La UNCTAD, como principal organismo de las Naciones Unidas para la protección de los consumidores, está intensificando sus esfuerzos para concienciar sobre estos problemas y promover marcos regulatorios sólidos a nivel mundial, incluida una nueva generación de políticas de protección al consumidor, para garantizar que la inteligencia artificial beneficie a todos.

Además de resaltar los aspectos positivos de la inteligencia artificial, la Sra. Grynspan también destacó las señales de alerta que se presentan si no se controla adecuadamente esta tecnología.

A nivel mundial, miles de millones de personas corren el riesgo de quedarse rezagadas en la revolución de la inteligencia artificial: dos tercios de la población de los países menos desarrollados carecen de acceso a la tecnología y las mujeres continúan enfrentando barreras en el acceso a Internet.

Además, existen riesgos de abuso, ya que los deepfakes podrían engañar a los consumidores masivamente, difundir información errónea y desestabilizar las sociedades.

La transparencia, la responsabilidad y la inclusión deben ser los pilares fundamentales en la promoción de un desarrollo ético de la inteligencia artificial.

Esto implica la necesidad de una mayor transparencia en los algoritmos de inteligencia artificial y prácticas de recopilación de datos más responsables, en lugar de cerrar los sistemas tecnológicos al escrutinio público.

Asimismo, los desarrolladores deben garantizar que las tecnologías de inteligencia artificial tengan un impacto positivo en la sociedad en su conjunto, y los sistemas de inteligencia artificial deben ser tan diversos e inclusivos como el mundo para el que están diseñados.

Las políticas públicas deben orientar la innovación y el diseño de la inteligencia artificial para mitigar, en lugar de perpetuar, los prejuicios arraigados en desigualdades socioeconómicas históricas, y asegurar que los bienes y servicios impulsados por la inteligencia artificial lleguen a las poblaciones vulnerables y marginadas.

Abordar la inteligencia artificial para el bien común requiere un esfuerzo conjunto de consumidores, responsables políticos y empresas tecnológicas. La alfabetización en inteligencia artificial es crucial para empoderar a los consumidores y a los responsables políticos, permitiéndoles comprender cómo funcionan los sistemas de inteligencia artificial y cómo pueden influir en sus decisiones.

La cooperación internacional sigue siendo fundamental para desarrollar estrategias nacionales alineadas con principios globales, fomentando un entorno donde la inteligencia artificial responsable pueda florecer y los derechos de los consumidores estén protegidos.

La UNCTAD insta a las empresas tecnológicas a adoptar prácticas éticas en el desarrollo de la inteligencia artificial, priorizando el bienestar de los consumidores y el beneficio social a largo plazo sobre los beneficios a corto plazo.

«Al igual que las generaciones anteriores enfrentaron sus revoluciones tecnológicas, trabajemos incansablemente para asegurar que la revolución de la inteligencia artificial beneficie a toda la humanidad», concluyó la Sra. Grynspan. «Que este sea nuestro legado».

J. Quintanilla

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