Julián Crespo en Uno de los Nuestros

 Julián Crespo en Uno de los Nuestros

Julián Crespo en Uno de los Nuestros detrás de la Librería Virgen Grande está Uno de los Nuestros, un emprendedor, luchador y currante como es Julián Crespo Ansorena. Hablamos con él de su negocio, conocido no solo en su Torrelavega, también fuera de sus límites territoriales. Julián, gracias por participar en esta iniciativa de El Cántabro y acercarte a Uno de los Nuestros.

¿Qué productos o servicios ofrece tu librería?

Con el tiempo, el cambio de hábitos y las sucesivas crisis, no solo COVID, ni Ucrania, nos ha llevado a que lo que empezó siendo prensa, revistas y libros se convirtiese en un bazar donde se ofrecen golosinas, pequeños regalos, papelería, pan, paquetería, ONCE y desde una recarga de autobús hasta pilas o un paquete de galletas.

¿Cuánto tiempo lleva en funcionamiento la librería?

Casi 31 años.

¿Cuál es su horario de operación habitual?

De lunes a viernes de 6.30 a 20.30, sin cerrar al mediodía, y los sábados, domingos y festivos de 8.00 a 14.30 y de 18.00 a 21.00.

Sabemos que para ti es muy importante tu compañera de viaje. Háblanos de ella y cuéntanos lo importante que es en tu vida y negocio.

Sin lugar a duda, laboralmente además de trabajar lleva la gestión económica, bancos, pagos, facturas, y te aseguro que en una tienda con 36 viajantes diferentes, casi todos semanales, es un trabajador que no se imagina. La gente asocia la tienda conmigo por ser yo un chisgarabís, pero aseguro que su trabajo es fundamental e importantísimo. Es en lo que fallan muchas empresas y que particularmente a mí me causa terror el trato con los bancos.

¿Qué estrategias utilizas para atraer clientes?

Utilizo las redes sociales al máximo, traigo todo lo que la gente necesita. Hay una marca de tabaco que solo fuma un cliente, por ejemplo, y doy al público todas las facilidades, mucho horario, 7 días abierto, servicio a domicilio, pago con tarjetas o bizum, para que nadie se quede fuera. Sobretodo, en Torrelavega, que es una ciudad pequeña, la cercanía, el conocimiento de todo el mundo. Puedo asegurar que conozco el nombre del 98% de mis clientes, el nombre de sus perros, y hasta cuándo hacen los años o su santo. Además, tengo todos sus teléfonos y hago mensajes puntuales con lo que considero puede interesar a cada grupo por edad, sexo o gustos, grupos de nueva difusión sin que nadie se vea entre sí.

¿Participas en programas de fidelización de clientes?

Empresarialmente no, pero yo hago y he conseguido una fidelidad total entre la mayoría de mis clientes, que están agradecidos y correspondidos.

¿Cómo utilizas las redes sociales u otras plataformas para promocionar la librería?

Contesté antes sin querer, pero las aprovecho al máximo. Todo lo que llega la gente lo ve e incluso en el mismo Facebook o Instagram hacen pedidos o preguntas sobre precio o cualidades. Lo que hago es no dedicarlo solo a eso, lo intercalo con chistes, frases que al final crean el hábito de ver lo que puse hoy y entre col y col, lechuga.

¿Cuáles son los mayores desafíos que enfrenta tu librería actualmente?

Sinceramente y aunque suene a fantasmada, todo lo que se nos ocurre lo ponemos en práctica. Si triunfa, seguimos, lo que no funciona, lo quitamos. Continuamente innovando y no perdiendo ni la frescura ni el tren.

¿Has tenido que adaptar tu negocio debido a la competencia en línea u otros factores externos?

Los cambios son constantes. Se plantean necesidades y hay que buscar cómo tenerlas. Tenemos hasta recarga del autobús urbano de Santander. Mucha gente trabaja allí desde nuestra ciudad y les es más fácil recargar aquí que a la entrada o salida de su trabajo, que siempre es corriendo.

¿Qué medidas tomas para garantizar una experiencia positiva para el cliente?

El objetivo es agradar, sentirte uno de ellos. Esto implica lidiar con situaciones como tanatorios, funerales, asistir a actos que patrocinamos o a los que asistimos, para que no te vean solo como un vendedor. Deben considerarte parte de su círculo y preguntarte por cómo le salió el examen a su nieta o la operación del perro. La interacción es importante.

¿Has notado alguna tendencia interesante en las preferencias de compra de los clientes?

Esos cambios suelen ser muy lentos, no ocurren de un día para otro.

Sabemos que estás pensando en jubilarte y traspasar o vender tu negocio, ¿es cierto? ¿A quién le parecería interesante según lo que has visto?

Merce y yo hemos trabajado mucho, seguramente ni más ni menos que otros, pero hablo de lo nuestro. No tenemos hijos y creo que es el momento de disfrutar, ya no tenemos 20 años. Yo tengo casi 60 y ahora que todavía no estamos con Sintrom y nos funcionan todas las articulaciones, debemos descansar y tranquilizarnos, son muchos madrugones. Si yo tuviera hoy 20 años, cogería el negocio sin pestañear. Es seguro, con trayectoria, ventas demostrables y una cartera de reparto importante. Muy mal tendría que hacerlo para no tener éxito. Lo que es cierto es que se necesitarían al menos 2 personas. Se necesita descansar, hacer recados, ayuda y hacer turnos. Es una clientela que nunca da problemas. Hemos creado una gran familia, aunque suene a La Casa de la Pradera.

De Julián es conocida su participación en la vida social y el apoyo al resto de comercios de Torrelavega. ¿Cómo ves Torrelavega actualmente y su futuro?

Ni peor ni mejor que nadie. Somos nuestro peor enemigo. Acaba de salir en un periódico cómo la calle Isabel II de Santander está maltrecha, pero aquí hay gente a la que le encanta el drama y de paso no hacer nada. Podríamos estar mejor, sin duda, pero no somos una isla. Todos enfrentan el mismo problema: falta de aparcamiento, compras en línea, rentas altas, etc. Hay que trabajar y esforzarse. Quejarse solo genera depresión y mal ambiente. Mi teoría es que trabajando siempre se sale adelante. Ahora hay mucha inquietud con las zonas de bajas emisiones. Veremos cómo el Ayuntamiento elabora la ordenanza para hacerla lo más flexible posible y que no perjudique a nuestro comercio y hostelería, que son actualmente el pilar de la economía de la ciudad. Somos mil empresas en total. Nos deben cuidar y nosotros debemos poner de nuestra parte. Somos una ciudad luchadora, trabajadora y fuerte. No hay duda de que está viva, muy viva.

Muchas gracias, Julián, por tus palabras. Nunca pierdas tu espíritu de luchador y tu amor por tu ciudad.

El Cantabro

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